jueves, 20 de febrero de 2014

La vida está llena de finales. Finales tristes, finales felices, finales que mejor que queden en el olvido, finales con sabor de no querer terminar o finales para escribir una historia. Hay muchos más, pero me podría pasar la vida escribiendo sobre ellos.
La vida es una novela que vamos escribiendo poco a poco, día a día. Aunque no es una novela cualquiera, como esas que se escriben en papel que luego quedan en olvido hasta ser películas que la cambian por completo; es nuestra novela, nuestra creación que nunca será ficción -a pesar de que en ocasiones pueda parecerlo-, donde  nadie podrá identificarse nunca tan bien con el protagonista como nosotros mismos. Es una novela única, irrepetible e inigualable, de la cual solo nosotros podremos modificarla, pero solo mirando hacia el futuro y aprendiendo de los errores ya cometidos, pues el pasado, pasado está. No se puede cambiar. Y esto es lo bonito de nuestra novela: no es un borrador, es la obra corregida, editada y publicada. Nosotros tenemos el poder de elegir si aprendemos del pasado, o no. Nosotros mismos somos los que elegimos cuando el presente seguirá siendo nuestro futuro o ponerle un final y que pase a ser pasado.
Los finales siempre están presentes. A veces pueden ser un punto y seguido, un punto y a parte o el final de un capítulo, pero no el final de nuestra novela porque, día a día, seguimos escribiéndola.

sábado, 15 de febrero de 2014

¡Feliz San (toma un) Vale(para regalos caros solo durante el día de hoy, y que el resto del año están a mitad de precio)ntín!

Perdonadme si hiero vuestros sentimientos respecto a este día tan comercial llamado el día de los enamorados, pero creo que es algo tan sacadineros, patético, comercial y superficial que necesito compartirlo con vosotros.

Analicemos bien el día, llamado "el día de los enamorados". Para empezar, ¿por qué solo un día? No sé vosotros, pero yo estoy enamorada desde hace tres años, y no me dura el enamoramiento un día, para mí, estar enamorada es algo que no tiene duración, pues espero que no tenga final.

Continuemos un poco más, ¿enserio os hace ilusión recibir ese día regalos? Sinceramente, desde mi punto de vista, lo bonito de recibir los regalos es no saber cuándo los tendrás, que sean inesperados, sin motivo aparente, y la sensación de no saber qué es, esos segundos en los que estás desenvolviéndolo sin saber que puede contener la caja. Esos momentos no los cambio por nada.  En cambio, no me hace falta esperar el 14 de febrero para saber que recibiré un ramo de rosas, una carta o algo comestible dulce. Ojo, no digo que no me guste, pero pierde la emoción, la ilusión de ese día.

No necesito que llegue esa fecha para hacerle saber y entender a mi pareja que lo quiero y que es muy importante para mí, porque para eso ya tengo el resto del año para ir demostrándoselo día a día.
San Valentín es un día comercial para cobrarnos por un ramo el doble de su precio real, al igual que con las colonias o peluches específicos para ese día y que se queden en la estantería cogiendo polvo. Sé que es algo que muchos saben, pero... es lo que pienso.


Solo os digo que no confundáis odiar San Valentín, o sea, lo comercial, con odiar a amar a alguien.

jueves, 13 de febrero de 2014

El tiempo que lleva una pareja, no condiciona si ésta tendrá final o no. Son los hechos, el día a día, que mantiene viva la llama entre ambos.

Trazos de tinta

A veces me siento un bicho raro, aunque la verdad no tengo porqué, la opinión de la gente me la suda, pero aún quedan en mí efectos del machaque psicológico que se hacen en los pueblos por seguir la "moda" y ser "normal·. Puedo estar tranquilamente estudiando en la biblioteca, cuando unas ganas inmensas de llorar, me invaden, la tristeza se apodera de mí y tengo ganas de huir, de escapar de esta realidad que llamamos vida, o mundo, de estar sola y no tener mayor compañía que yo misma, mis pensamientos, y quizá, la música. Sentirme por unos instantes bien conmigo misma en esta soledad que me rodea. Me gustaría saber algo de psicología y poder analizarme, saber a qué se deben estos altibajos que me hunden en estas depresiones esporádicas que me dominan por momentos.

El único escape que encuentro ante esto es escribir, coger un trozo de papel, en los apuntes de la facultad, en hojas a sucio, donde sea, y dejar que la tinta penetre el papel para quedarse ahí grabado permanentemente, aquello que denominamos letras, palabras o texto que, a fin de cuentas, no son más que trazos sobre una hoja, garabatos al igual que dibujamos sin sentido en una clase cuando nos invade el aburrimiento, al igual que los pasos que dando a lo largo de la vida buscando un lugar donde estos terminen, con la diferencia de que éstos no perduraran para siempre sobre los caminos andados...

miércoles, 12 de febrero de 2014

"Realidad"

Últimamente me sincero demasiado en el blog, aunque a lo mejor "demasiado" es pasarse un poco, pero sí es cierto que dejo ver más un poco de mí.
Donde antes solo escribía pequeñas cosas que se me ocurrían o sacadas de series o libros, aunque ya es algo más mío, más pensamientos o rayamientos que inspiran a una o te sirven para liberarte.
Resulta curioso, pero todo esto ocurre en un periodo de mi vida donde paso del mundo, donde me da igual que piensen los demás de mí, no me importa nada. De hecho, ahora que esto es algo más "personal" es cuando lo he colgado en mi twitter personal este blog, pero... me da igual.
Llega un punto en tu vida que solo te importas tú, pero tampoco es que llegue una época donde seas egoísta, sino que las personas comienzan a ser invisibles a tu alrededor, pasan desapercibidas por la calle, al igual que tú para ellos, no te importa si te miran mal o no, directamente no te importa que te miren, solo te importas tú -en el sentido de que pasas por una vez en tu vida de los comentarios, de los qué dirán, de cómo te ven-.
Quizá muchos siempre os habéis sentido así, directamente, pero para alguien que vive en pueblo, es muy difícil pasar de este tipo de cosas, porque siempre vas a tener a alguien que te recuerde que esas zapatillas las tienes desde hace años, o que llevas todo el invierno con la misma chaqueta. Muchos decimos que jamás nos afectan este tipo de cosas, pero lo cierto es que influyen en nosotros inconscientemente, sin que nos demos cuenta.
Por suerte, se sale de esto, y por desgracia, entramos en un mundo donde nada es bonito, donde intentan que seamos corderitos que no digan ni mu.

Triste, pero cierto.

lunes, 10 de febrero de 2014

Solitaria

En el mes de febrero, un día decide ser primaveral en medio de tanta lluvia y ciclogénesis explosiva.
Los universitarios a mi alrededor se quitan chaquetas, pañuelos... cualquier cosa que proporcione un poco de calor al cuerpo humano. Todos andamos buscando el sol, hoy no queremos sombra.
A pesar de mi feroz hambre, que sería capaz de devorar un plato de pasta que rebosara, decido caminar hasta el piso y no coger el bus. Mi cuerpo necesita tomar los rayos del sol para tener vitamina D. Busco entre los apuntes y carpetas de mi mochila mis cascos y los coloco sobre mi cabeza, perfectamente cubriendo las orejas, y le doy al reproductor de música del móvil. Últimamente me ha dado por escuchar todo en inglés, salvo alguna excepción con Pablo Alborán. Entre tantas canciones de Taylor Swift o The Wanted, se cuela él con esa voz.
A veces cierro los ojos mientras camino y dejo que mi mente escape de la rutina mientras sigo caminando, pero solo unos segundos, no quiero estrellarme con nadie.
Por primera vez, desde hace meses, me siento a gusto conmigo misma. En el pueblo, con las amigas, los padres, la gente que te conoce, es imposible pasar desapercibida, ir escuchando música sin más, sin hablar con nadie, observando lo que quieras o mirando el suelo si lo prefieres. Puedes ser libre por unos momentos, sin que no importe nada más que yo en ese instante, mis pensamientos, mi música, cada paso que doy. Eso
Cierro los ojos de nuevo por un momento y dejo que los suaves rayos del sol acaricien mi nuca, mis brazos desnudos, mi rostro cuando los busco. Me gusta.
Me encanta sentir esto, hace hasta calor y todo, no es el frío rutinario típico de estas fechas, es... es algo mejor.
Podría pasarme los días sola y no me importaría. Disfruto con mi propia compañía que, a veces creo, es lo único que necesito, al menos durante unos minutos al día.
Estoy llegando al piso, y la verdad es que no me apetece para nada llegar y encontrarme entre la sombra propicia de las casas,  quiero el sol sobre mí el máximo tiempo posible, pero empieza a nublarse, y en la sombra reinan los restos del invierno, del frío que propiamente pertenece a este mes del año.

Hoy, solo ha sido un pequeño atisbo de esperanza.